Vademécum del traductor

Cómo elaborar un currículo efectivo

Elaborar el currículo y mantenerlo actualizado es tarea obligada, como todos sabemos. Una simple ojeada a Internet bastará para encontrar varias normas, modelos y consejos que nos ayudarán a estructurar la información y presentarla con unos criterios más o menos homologados. En muchos casos, leeremos por qué es preferible colocar los datos personales de tal o cual forma, si el apartado de la formación académica es mejor ponerlo antes o después de la experiencia profesional, si es aconsejable incluir una foto, si es políticamente correcto o no indicar el estado civil, etc. Es interesante recabar información sobre todos estos pormenores y tomar cada uno sus propias decisiones al respecto. Conviene, de todos modos, no perderse exclusivamente en los detalles y formularse una pregunta básica: ¿qué pretendemos con el currículo?

El currículo es el medio habitual que utilizamos para darnos a conocer a los clientes. En definitiva, un elemento de promoción. Los elementos de promoción se elaboran pensando en una finalidad clara: captar la atención del cliente para poderle vender algo. Ahí es donde reside justamente la eficacia de nuestro currículo. Necesitamos que capte la atención de los clientes para venderles nuestra calidad.

En ocasiones, no caemos en la cuenta de que cuando una empresa solicita candidatos, casi siempre una sola persona se encargará durante la primera criba de revisar los 500 currículos recibidos. Eso significa pasar las páginas a razón de 10-15 segundos por página como máximo y descartar a 450 candidatos de un plumazo. Ahí reside la verdadera clave: conseguir entrar en esa primera preselección. Al fin y al cabo ¿de qué nos sirve toda la preparación que hemos acumulado durante años si al final somos descartados en 10 segundos?

En la práctica, por tanto, parece evidente que en la elaboración del currículo cualquier otra consideración que no sea captar la atención del cliente debe dejarse en segundo plano. El objetivo es conseguir que la información que aportemos se asemeje cuanto más mejor a lo que el cliente espera ver. Inconscientemente, tendemos a elaborar el currículo pensando en nosotros mismos, en la importancia que damos a lo que somos y a lo que hemos hecho, y creemos que será el cliente quien, después de leerlo detenidamente, llegará a la conclusión de que nuestro perfil se corresponde con la persona que está buscando. Pero ya hemos visto que esto no es así y que, al menos en esa primera preselección, lo habitual es que nadie se lo lea entero. Así las cosas, la solución no es otra que ponérselo bien fácil aplicando una serie de normas que faciliten la lectura y aumenten las posibilidades de éxito.

Apartados del currículo

A continuación se indican los apartados que deben reflejarse en el currículo, así como la información que un cliente esperará ver en cada uno de ellos:

  • Datos personales: nombre y apellidos, lugar y fecha de nacimiento, domicilio, NIF, teléfonos, fax, dirección de correo electrónico. Es interesante incluir una foto: denota proximidad.
  • Formación: estudios superiores (en resaltado, e indicando claramente lengua de origen y de destino); otros estudios afines.
  • Experiencia laboral: siempre en orden cronológico (de más reciente a más antiguo), se indica el puesto de trabajo, la empresa y las fechas de permanencia, destacando las responsabilidades y conocimientos adquiridos. En el caso de la traducción freelance, se pueden incluir los proyectos más relevantes. Por último, se indica la velocidad de traducción (palabras/día).
  • Equipo informático, software utilizado para trabajar, etc.

Normas básicas

Resalta los aspectos que te convierten en candidato idóneo.

Para ello, debes tener muy claro a priori qué es lo que espera ver el cliente y, segundo, adecuar la información a esas expectativas. Es evidente, por otra parte, que si no se cumplen los requisitos exigidos para la candidatura, las oportunidades de ser seleccionado se reducen drásticamente. (Adapta la información a cada cliente y cada oferta; no utilices nunca un mismo currículo para todos los casos.)

Presentación sobria e impecable.

En todos los aspectos, el currículo debe ser pulcro y no puede contener ni una sola falta, ni una sola imprecisión (y si es en formato impreso, claro está que ni una sola mácula). El cliente asociará instintivamente la impresión que le cause a la calidad de tu servicio.

Claro y conciso.

Evita perífrasis, frases grandilocuentes, giros... Las listas son preferibles a los párrafos. La extensión final del currículo debe ser de una o dos páginas a lo sumo.

Bien estructurado.

La información debe estar organizada con unos criterios muy claros. El objetivo es que el cliente pueda identificar cualquier información en menos de cinco segundos.

Evita la información irrelevante y los juicios de valor.

A menos que el cliente lo pida explícitamente, no incluyas apartados relativos a aficiones, descripciones personales, aspiraciones, entusiasmo por el puesto, etc.

No pongas ninguna información falsa.

Si un cliente detecta que has falseado deliberadamente algún dato de tu historial, difícilmente recuperarás su confianza.

Haz que alguien lo revise.

Cuando, después de haberlo repasado veinte veces, creas que ya está perfecto, enséñaselo a terceras personas para que lo revisen. Detectarán fallos que uno mismo no es capaz de ver.